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Activismo digital: redes sociales por la justicia animal y climática

Activismo digital: redes sociales por la justicia animal y climática

Un poder transformador recorre las redes sociales: el del activismo digital que entrelaza de forma indisoluble la justicia animal y la climática. Una nueva generación de activistas está utilizando las plataformas digitales para visibilizar cómo el especismo —la discriminación basada en la especie— y la crisis climática son dos caras de una misma moneda, arraigadas en un sistema de explotación que necesita ser desmantelado.

Antiespecismo y veganismo: la base ética

El antiespecismo se opone a la creencia de que los intereses de los humanos pueden prevalecer sobre los de otros animales simplemente por pertenecer a una especie diferente. Se comprende como una lucha contra una discriminación, al igual que el racismo o el sexismo. El veganismo es la práctica coherente con esta postura ética: un rechazo activo a toda forma de explotación animal, no solo en la alimentación, sino también en la vestimenta, el ocio y la cosmética.

Lo que el activismo digital ha conseguido es amplificar un mensaje crucial: no se puede lograr la justicia climática sin incluir a los animales no humanos. La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) atribuye a la ganadería una parte muy significativa de las emisiones de gases de efecto invernadero, así como de la deforestación y la contaminación del agua. Quienes defienden los derechos animales argumentan que, además de esta enorme huerta ambiental, miles de millones de animales son las primeras víctimas directas de la crisis climática, pereciendo en incendios, inundaciones y sequías, sin ser considerados en las estadísticas de víctimas, ya que se les ve como «propiedad» y no como individuos con derecho a la vida.

Estrategias digitales para una lucha interconectada

El éxito del activismo digital reside en su capacidad para conectar luchas y llegar a audiencias masivas. Activistas como Genesis Butler, quien comenzó su journey compartiendo su vida como niña vegana en Instagram, ejemplifican esta potencia. Butler fundó el Youth Climate Save Movement, que utiliza las redes para empoderar a jóvenes, mostrándoles que sus voces importan y que pueden pasar de la conciencia en línea a la acción fuera de ella, como adoptar una dieta vegana.

La estrategia en redes sociales se adapta a cada plataforma para maximizar su impacto:

  • Instagram y Facebook: Se aprovecha el poder de la imagen y la narrativa visual para compartir recetas veganas, mostrar el detrás de cámaras del activismo y crear eventos.
  • Twitter/X: La brevedad es ideal para difundir datos contundentes y participar en debates usando hashtags como #JustTransition.
  • TikTok y YouTube: El formato video permite crear contenido viral y educativo, como documentales breves sobre el impacto de la ganadería o tours virtuales por santuarios de animales.

Interseccionalidad: feminismo y ecologismo

El activismo digital también sirve como puente para la interseccionalidad. El feminismo y el antiespecismo convergen, por ejemplo, en la obra de Carol J. Adams, «La política sexual de la carne», que analiza cómo la cosificación de los cuerpos de las mujeres y de los animales está interconectada. Históricamente, las sufragistas ya practicaban el vegetarianismo, un vínculo que perdura hoy, con una representación femenina mayoritaria en el movimiento animalista.

Asimismo, el ecologismo encuentra en el antiespecismo un aliado natural. La defensa de los ecosistemas es inseparable de la protección de sus habitantes no humanos. Activistas climáticos de Fridays for Future, como Xiye Bastida, incorporan esta visión, destacando la importancia de las voces indígenas y la justicia climática para todos los seres.

Conclusión

El activismo digital ha demostrado ser una herramienta fundamental para tejer una red de resistencia global. Permite visibilizar el vínculo inseparable entre la explotación animal y la crisis climática, desafiando al especismo y promoviendo un futuro basado en la justicia para todas las especies. Las redes sociales, lejos de ser un espacio de «slacktivism» o activismo superficial, se han convertido en un catalizador esencial para la educación, la comunidad y la acción colectiva, impulsando un cambio urgente y necesario.

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